sábado, 8 de octubre de 2011

¿Es acaso la costumbre inconsciente el asesino silencioso de la pasión?

Como una enfermedad. El tiempo es un minuendo. Se deteriora, se esparce, te atrapa y te estrangula. Como una dosis pequeña (y diaria) de cianuro, que lentamente va carcomiendo desde adentro...

Un día te levantas y no reconoces lo que te rodea. Es el principio. Comienzas a vagar por incontables lugares, preguntando, respondiendo para al final descubrir que estuviste en el mismo: Ni un centímetro fue levantado ni un centímetro te moviste. Miras a tu al rededor y encuentras la respuesta a todo, la pregunta principal: "¿Por qué?". Encuentras la solución.

Allí es cuando el aire comienza a reducirse. Sientes como el frío empieza a recorrer tu cuerpo cuando minutos antes estaba solo en tus pies. Sientes esa presión en el cuello que con cada segundo crece así como el aire disminuye... Gritar es en vano, luchar es en vano, el tiempo mismo es el que esta realizando todo esta obra.

¿Vivir?

Una pregunta rápida, una respuesta rápida; Ya no son cuestiones de luz y oscuridad, porque la luz y la oscuridad significan vivir con un significado, entender con una forma, moldear según una perspectiva... Cuando se esta muerto no importa cuanto se intente, cuanto se deseé o cuanto se enfatice solo importa el momento en que el tiempo se detendrá.

Llámame cobarde si lo deseas. El mundo y sus marañas, aunque fascinantes, son cosas que aunque entendí jamás pude tolerar.