Veo mis manos
están ensangrentadas:
médula oscura.
Y mi rostro se alzó al atardecer
y la luz entre las nubes dijo
lo que el lenguaje desconfigura
en las lágrimas del payaso.
Y si pienso en las nubes
sólo acude a mí el recuerdo
del que jamás estuvo
y que sin embargo construye
catedrales en mi alma.
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