No vayan corriendo a pedir tal consejo ante tal situación, no no, quédense aunque no quede bastión alguno donde desahogar lo que conviene y enterrar mas aun lo indebido. Donde las mentiras se entrelazan y se convierten en tu propia soga.
No vuelvan a mirar a la luz de la luna, a contaminar tan fantasiosa voluntad con la sangre de mi propia ignorancia, déjenla fluir sin desgracia en su propia inventada historia de pasión y sacrificio... Allí, sin un fin ni una salida, irremediablemente eterna a los ojos de las eras...
Solo yo sabre como soportar mi propia cruz... como quemarla después. Solo no me niegues el hombro cuando te lo pida, ni la verdad cuando la necesite alta entonada.
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