Mis ojos se hunden en la bastedad, La oscuridad de tal recinto me llama El instinto de volver a ella es inevitable. Los pájaros vuelan entre los caminos mientras voy lento penetrante en su vientre, Se eleva, los árboles se encaminan El verde profundo me devora con pasión Y con un respiro de alegría siento, la paz entre las hojas que caen y las piedras desgastadas de los ríos.
Pareciera que en este lugar, olvidado por la humanidad y recordado por la hermosura Los problemas comunes de las personas se esfuman junto al vacío de la ciudad. Aquí lo siento, es inevitable, inolvidable... Cae una gota, las casas de barro desaparecen y la amplitud de ella se abalanza como tierna y salvaje animal sobre mí.
Toma mi espíritu, cautiva mis palabras y mi mirada se pierde en tal escenario. El frío amor me hipnotiza junto a los rayos de sol que entre mi cabello se encaminan, ¿quién no ha de inspirarse ante tal cosa, como lo es la naturaleza? Belleza sin comparación, única en cualquier lugar del universo.
La mejor forma de abandonar un día doloroso es con la imaginación. Una lágrima levanta el velo de un beso sin fin, la esperanza del calor de un nuevo amanecer... Que aunque no llegue mañana, o pasado o pasado, sabemos y tenemos la certeza que vendrá.
Cuando los métodos mas lógicos no funcionan el mas trillado es el mejor de todos, diría yo que una forma de solución es, tal vez la mejor... Uno nunca sabe; el destino puede presentarse de formas tan filosas pero sutiles que suelen confundirse con el presente, pero allí, sin embargo se puede sentir y oler esa pequeña chispa huérfana en medio de tanta oscuridad. Esa chispa de origen, ese primer nacimiento, ese gran y único paso que jamás tendrá repetición.
Nunca sabrás lo que sucederá en realidad mientras conspiras para que suceda lo que quieras que suceda y ves lo que quieras ver.
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