lunes, 16 de julio de 2012

I

Llorar poesía,
que los labios sean pecado;
muerte al sentir,
¿sensibilidad?
Ninguna palabra,
ningún lugar
yo me iré.
Tal vez, en algún ocaso
junto alguna nube
mi cuerpo descanse, tal vez
se desvanezca, tal vez -
azotame, lenguaje
distorsiona esta alma sin contorno
para que la sensibilidad continúe
siendo solamente un chiste,
el eufemismo más dulce,
reflejo del anhelo más profundo
e imposible.

II

¿Y qué será de mí cuando sea? ¿qué será de mí cuando no sea? ¿qué es de mí? ¿Por qué un porqué y un eco desgarrante, anhelante, suplicante, inadjetivable, escurridizo, ahondado, desapercibido, inadvertido, desvanecido, fantasmagórico? ¿por qué?

III

Yo no sé. Yo sé. Lo todo. Lo unido. Lo completo. Lo absoluto. Detrás yace un templo de unificación sin nombre. A mi espalda cansada la sostiene una cruz decadente. Mis lamentos se regocijan en su miseria, y mi cuerpo, dulce ancla indeseada, espera el final sin apuros. Final carente de síntoma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario