sábado, 10 de diciembre de 2011


Somos los malditos.

Una voz que al pasar de los años va perfeccionando su cuidado. Aprendiendo sobre acentos, de pronunciación, de sutileza. Una voz que al final de su existencia terminará quebrándose como el vidrio. Como la esperanza de un moribundo que contempla la verdad sin ningún velo. Cruel, despiadado; Porque jamás se dio el tiempo de aceptarlo... No como una amenaza a todas sus creencias, sino como la verdadera base de su existencia (Y no solo la de él, sino de todo lo que le rodeaba).

Sueña con una noche impecable donde los pecados se transforman sutilmente en la llave al placer. Un gemido incorrupto por la promiscuidad se filtra a través de los cabellos de su amante - Explota y lo deja atrás. No importa.

Un árbol que yacía sobre una pendiente cae. Violado por la gravedad, agredido por la realidad. Sin embargo... Que haya sido violado y agredido implicaría que hubiera ignorado el hecho que algún día moriría (incluyendo la forma de como esta se presentaría), lo cual no había pasado. Con orgullo el árbol al nacer había aceptado su destino.

Algunos dicen que el hombre, teniendo a la razón como manifestación controladora de la inteligencia, puede cambiar todo lo que le rodea (claro, con limitaciones físicas/químicas) y que no esta limitado por factores externos mayores. Falacias. Falacias. Quien llego a esa conclusión no conocía el estallido de una estrella, ni la muerte de un ave, ni la miseria de un hombre. Crea tu placer, crea el divertido ingenio que entretiene tus ojos... Pero siempre estará allí el oscuro camino esperándote junto a su guillotina plateada.

...Y al final del tiempo descendió, no tuvo compasión, se entrego. Un ultimo aliento y ya fue. Así honraba el destino todo lo que con esmero y sudor había construido.

Quien sabe en que circulo desconocido Dante colocó nuestro destino.


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