domingo, 30 de junio de 2013

Algo corre por mi sangre:
es un ardor,
un fulgor,
el llamado,
la necesidad por desentrañar
la noche:
abrir su pecho
morder sus pulmones
fornicar sobre sus vísceras.

¿Qué harás cuándo esta,
desparramada en tu lienzo,
se abalance sobre ti?

Nada hay por lo cual combatir;
sólo existe, en el lugar donde
nace la voz,
una sutil continuación...
y el respiro, el aire
necesitas más vida
más agonía.

Tú no sabes sobre el olvido
que merodea estos rituales
implacables donde el alma
y la nada se reconocen:
reflección buscada 
en la oscuridad, encontrada
en la orfandad, aborrecida
con absoluta claridad.


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