martes, 5 de octubre de 2010

Mas allá del allá

Sombras que se difuminan, sombras que libres caminan. Arboles que crecen y disminuyen con la distancia, ¿o son simples duendes que juegan dentro de la atalaya? Un camino que con el pasar eternizador del tiempo se ensancha, sin moverse del lugar donde estoy. ¿Dónde estoy?

Sigo, sigo, sigo caminando. No hay salida atrás. Ya has entrado al laberinto del Coco. Profundizando a las paredes de barro mientras música surge al lado, las notas comienzan a materializarse en el aire y comienzan a moverse al ritmo del compadre. Se unen a las plantas del piso y comienzan a bailar. Comienzan a danzar, las estrellas bajan y comienzan su viaje estelar.

Yo simplemente me agacho, miro las plantas moviéndose y siento que escaparan. ¿A dónde irán? Los hombresitos de verde las vinieron a buscar, esos hombres que estaban en los postes y con cada acercamiento parecían escapar. Escapar, escapar, escapar. Se fueron junto a las plantas. ¡Traicioneras plantas! ¿Con quién estoy? ¿Acaso es este un viaje solitario a las entrañas de lo que yace más allá del allá? ¡Las entrañas del universo! Lo que entiendo y no entiendo, pero que podría ser sin embargo el remedio para el desvelo. El desvelo de los sueños.

Te unes, te desunes, es el todo. No lo puedes entender, no lo ves con los ojos con los que yo lo estoy viendo. Ni lo trates de entender, solo siéntelo, siéntelo con el cerebro con el que yo lo siento, obsérvalo, huélelo. Mira al mundo, todo se esconde del todo. Lo tomas de los cabellos y lo sacas de atrás, incluyendo así al que yace ante la realidad. Es como si el todo se convirtiera en lo que no es disfrazándose así de lo que es, imitando todo lo que no podría haber mientras es todo lo que podría y no podría ser, y todo a la vez, todo de adelante para atrás, de un lado a otro, saltando y brincando. Un tal vez y un hecho asegurado.

Se ha convertido en una carretera y de pronto estoy en una camioneta, subimos a un elevado y siento que he parado. Ahora esto es un puente y el resto es nada y oscuridad. Me zambullo a la profundidad y siento que estoy flotando encima de una estrella, estrella que vuelve a ser la misma camioneta y que ahora se ha convertido en una bicicleta. Estamos en un parque, estamos separados en tres. Estamos recorriendo el parque, este es uno de los caminos hacia su mente y se puede, se puede sentir la paz en el ambiente. Paz que se eterniza al mirar al horizonte y es que al mirar al frente se siente, se siente que ya ha transcurrido una eternidad, y con el pasar de cada segundo el objetivo allá está más distante, más distante, el camino se alarga. Y sin importar cuando avanzamos, avanzamos, cuando tiempo tardamos, estamos en el mismo lugar. Las hojas caen junto al pasar. Los arboles se mueven junto al pasar. El viento se mueve junto al pasar. Estamos cerca, cerca, pero… ¿De dónde?

Las sombras se han unido a la luna, la luna se ha unido a la luna en el más allá. No existe cielo más distante que el mundo acá. Una montaña rusa interestelar sujetada a un fuerte militar, y todo lo que sucede acá también sucede en aquel cráter lunar. Y es que, ¿A dónde se ha ido la realidad? ¡ESTA AQUÍ! Solo que se ha quitado el disfraz y puesto uno nuevo, pudiendo así ser todo lo que el individuo desea que sea. Siendo así todo lo que el individuo sueña, siendo así todo lo que mi alma desea. Y es que en este lugar, este lugar tan lejano y a la vez tan cercano a mi hogar real, mi alma se tiene en su casa. Estas son las simples olas del universo, el laberinto conocido convertido en todo un crítico. El laberinto hecho masa y puesto a explotar. Es el laberinto de las ilusiones que son reales en otra realidad. Las paredes pintadas con felicidad que se convertirá en un nuevo lugar donde vagar.

Vagar, vagar, vagar, la eternidad se ha disfrazado con la realidad y la realidad se ha teñido de fantástica eternidad. Es hora de volar, volar, volamos, volamos, y aun no hemos empezado a callar. Los gritos del silencio atormentan las voces del misterio mientras los sentimientos son la única guía conocida en este lugar.

Todo ha vuelto a empezar. Todo ha vuelto a madurar, todo ha vuelto a callar, todo ha vuelto a gritar. Estamos en casa. Estamos sujetados allá. Caen pedazos de inexistentes paredes, la montaña rusa está por empezar. 3 EPAS y aun seguíamos allí. Los caminos de la mente en guerra con los caminos del tangible vientre de la madre. Danzando eternizado en los bordes de la lógica y lo insano. Batallando en las fronteras de la realidad, luchando, luchando por la libertad, por sobrepasar los límites del acá. Porque cada mundo es una cabeza y cada cabeza un universo entero, eso es lo que espero. Lo que piensas erróneo para ellos, lo que piensa ellos erróneo para ti. Pues sí, es el principio de la diversidad, la relatividad y demás. Todas las variantes del hecho vista desde otros paralelos, otros universos. Otras palabras y otros contextos y todo sobre un mismo suelo.

No puede parar, una cascada cósmica sin final. Una cascada cósmica sin fin, es hora de vivir. Vivir en las aguas sin nivel, es hora de avanzar al prado de Uriel. Esto ha rebasado todo sentido, todo mortal alarido.

Pistas, pistas para entrar. Mi mente no deja de patalear. Yo la callo como niño destartalado, el no tiene porque ser tan malcriado. ¡Callen pensamientos! Déjense llevar de una vez por todas, pues, sabemos que así será al final. Déjate guiar por la sirena de atrás. No lo pienses más. Déjate llevar. No sigas pensando, no trates de entender. Solo déjate llevar por las palabras, por los sentimientos, por la sirena, por el viendo atascado allá afuera.

La ninfa que yace violada por el mediterráneo, una isla en medio de la nada y el caos. Confusión, confusión, cálida y amorosa confusión donde estamos amarrados.

La locura derramada en una hoja de papel, un gramo de lucidez.

Puede ser la llave para entender el universo, o para verlo todo reverso. ¿O es la ecuación del amor? Un abrazo es suficiente, suficiente para hacer el universo perder su orden y control.

Ya lo tomamos del suelo, ya fornicamos como Coelho. Ya me tomaste en el piso, como demonios alados de felicidad. Es hora de empezar.

¿Empezar? Es el inminente final. Pero sin embargo, lo que pensé que era el final se ha convertido en un comienzo. En otro comienzo, pero tal vez no es simplemente el comienzo… Tal vez es en serio el final, o algo que simplemente surge de la nada y se materializa en cristal. ¿Vivo? Disfrazándose así que lo que podría ser sin saber lo que en la realidad fue siendo la verdad un simple disfraz de alcatraz, de cataratas llenas de magia sin igual. Lo esperamos con pavor.

La sangre viola mis palabras, así como tú tomaste mis cadenas aquella noche de primavera y me hiciste libre al fin. Liberando así al monstruo vestido de princesa, liberando así a la princesa vestida de re-fuerza. Ha llegado la hora de eternizar.

Y en la profundidad, en la profundidad, tal vez yace la verdad de toda esta locura en gramos de prematuras. La verdad a la cual se le han construido miles de muros de protección, millones de palabras hechas para proteger su alma y su corazón. Y tal vez tu, tu, tu, si eres el indicado las encuentres. Una paradójica y reversa realidad envuelta por la confusión del más allá, del cinismo y las ironías. El surrealismo construido en Iranía. Capital de Babilonia, sigue buscando que estas muy cerca de encontrarlo. Al final todo se volvió desesperado y volvió donde empezó. Sigue buscándolo mientras las indetenibles palabras siguen enviándolo, siguen naciendo, siguen muriendo, nadie las puede detener. Siguen, siguen, siguen naciendo. Siguen surgiendo desde su hogar en el hielo. De aquel hueco en el valle de Manuelo.

¿Basta? Bastedad es lo que hace falta, falta para llenar las burbujas intransitables de la mente. Bastedad es lo que falta, lo que necesita para llenar el intransitable camino de la mente. Para respirar, para ponerle fin. Para darle un sí a la mente que trabaja por mil.

Has abierto tu mente al cosmos. Has dejado las estrellas pasar a tu coco. Ellas se han unido a tus neuronas y te han hecho imaginar, te han hecho desear el resultado y querer probarlo.

Al fin lo estas entendiendo, lo estás viendo con los ojos. Has abierto tu mente a la posibilidad de viajar, de unirte a la nueva era. De ser uno más de los atados a las estrellas. Y es que en este juego de sumisión, perder el control también es una opción.

Jugaré tan solo si eres un jugador y una opción también. Juegos de la profundidad mental, un juego milenariamente estelar que estas por captar. Todo lo que yace oculto por el velo del silencio.

Aun así la música sigue sonando. Esta es la locura que se está desparramando, un elixir mágico de alucinaciones sin igual, sabor a fresa con mucha azúcar. Rojo como neva miel. Y es que al final, esto es lo que guarda en su profundidad. Es lo que resguarda la oscuridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario