viernes, 12 de noviembre de 2010

Y de todas las probabilidades, todas carecientes de una verdad o de una mentira... Surgió la respuesta a todas las dudas echadas a lucha y sangre: Dios es todo lo existente.

Después de la melancolía viene un sentimiento desconocido.

Lanza dos piedras al río, tomalo de la mano y conocelo.

Alza tu mirada al puente y se fijo, eres tu mismo. Vamos a conocernos, querido.

Yo y yo, juntos una vez. Aunque nunca estuvimos separados.

Recoge una de las piedras que tiraste, ahora mira lo que dice… Te sorprenderá lo que te dejo el río.


La otra quedará allí, recorrerá y pertenecerá, fluirá y será parte de la posteridad. Un recuerdo de ti para el río, un pedazo de ti para lo desconocido: Otra parte de ti.

Conócete a ti mismo. Te sorprenderá. Al único que debes temer es al salvajismo que tu mismo te niegas a reconocer, al único que debes amar es al tu que te niegas a ver. Todo lo demás provendrá de ti. Y cuando suceda eso, todas las palabras perderán sentido... Comenzarán a existir.


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