jueves, 3 de mayo de 2012


 Hambre por funerales
manos histéricas
pecho suplicante
escritos, gritos
alucinaciones aberrantes
adicción por desnudez
llantos callados;
ocultar lo indebido
desocultar lo prohibido
asesinar lo que no cruza la frontera
crear lo que suplica no nacer.

Desespera la linea
que divide
todo aquello
yaciente, floreciente,
ávido,
en el mar de la
consciencia.

 Maldigo los mares:
los océanos me aterran
ese azul profundo, sofocante
que presagia desconocimiento;
muerte des-ocultada, 
sombras que engullen
la agonía de eludir 
me parece suficiente lidiar
con mi cerebro, con el entramado,
con el desvarío y el divagar
que desesperan por desnudar
a través de un desconfiado mecanismo,
palabra por palabra
a la idea;
más aun,
me parece suficiente
la llevadera pesadez
de memorizar
miembro por miembro,
aquello iluminado
por el sol.

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