jueves, 12 de enero de 2012

Nunca te dejaría solo.

El mundo comienza a derretirse entre mis manos mientras tu voz se pierde al llamarme; Esta allí, como tu alma, vagabunda, en busca de una sombra sobre la cual posarse.

He perdido la habilidad de contar, la habilidad de ver, la habilidad de cantar, la habilidad de expresar; He perdido acres de tierra en la lucha constante contra un pedazo de papel; Mis reinos imaginarios (basados en ti) han caído por su peso ilusorio. Aunque no estés aquí, tu voz, tu nombre, tus ojos observando el amanecer siguen creando la trayectoria que tu alma decide seguir.

Un puñetazo desde afuera abruma tu blancura mientras tus sueños se crean a si mismos bajo aquel árbol que hacía tiempo buscabas: realidad, realidad, desmoronándose al ver como tu presencia cambia su tejido.

No, no te abandonaré.


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