lunes, 27 de septiembre de 2010

La Sirena:


Y entonces de la nada surgió, mientras yo observaba el mar. La luna aun estaba encallada en el horizonte cuando apareció. Ella vino a mí, pequeña y sigilosa.

Tomo mi mano entre todo ese gran caos, en medio de esa gran noche celestial y susurro suavemente a mi oído:

“Es hora de marcharnos, ven conmigo a la profundidad”.

Yo sin dudarlo acepte, pero de repente escuche los gritos de la Luna. Ella me advertía que algo malo iba a pasar, yo no sabía nada, yo solo quería hundirme junto a ella en la profundidad. Y sin pensarlo dos veces seguí su camino bajo el mar. Los búhos gritaban, me llamaban, pero una melodía yacía retumbando en mis oídos. Reflejos de dulces sonidos, reflejos de sonidos de paz. Yo solo me dejaba llevar, no le prestaba atención a sus advertencias. Yo no sabía que pasaba, para ser sincero… Solo quería adentrarme más en la profundidad.

Entonces mi corazón comenzó a palpitar, sus latidos se escuchaban mas allá de donde yacía la Luna. Ella se sorprendió y asombro pero a la vez se alarmo. Repito, yo no sabía que pasaba, para ser franco…Y aun ella tomaba mi mano.

Entonces di el primer paso más allá de la orilla, mi madre nunca me había enseñado a nadar. Yo estaba limitado a la arena seca bajo la selva pues desde siempre el agua había sido mi más grande temor, pero no se qué había pasado… Que junto a ella, al momento en que tomo mi mano, todo temor en mi murió. Seguí caminando, sentía el agua fría-cálida recorrer mi cuerpo, parecían caricias de ángeles. Yo podía sentir una paz profunda en el momento en que me sumergí allí, una tranquilidad sin palabras, para ser exacto.

Las ánimas flotaban en el agua, miraban al cielo estrellado contemplando a Dios sentado en su altar y todas esas luciérnagas enclavadas en el universo para espantar a la oscuridad. Comenzaron a rodearnos, todas ellas. Las animas y las luciérnagas, las estrellas bajaron al fondo del mar donde estábamos y se enclavaron al piso. Parecían velas que alumbraban un camino nunca jamás escrito o dicho. Pero me di cuenta de algo… Ella nunca me mostro su rostro, solo tomo mi mano. Nunca me dijo su nombre o algo parecido. Las ánimas comenzaron a danzar al ritmo que nosotros nos sumergíamos… Sus aspectos eran blanco y sombrío, pero igualmente transmitían sentimientos que ahora mismo no puedo describir.

Yo solo me sentía como un niño inocente, yendo a un lugar desconocido por el deseo de sus incansables pies. Hasta que llegamos allí, su hogar.

Una acogedora cabaña sin igual, allí en la profundidad del agua. Aun podía ver el reflejo de la Luna, ella me hablaba… Escuchaba su voz en mi mente. Ella me protegía mientras yo era guiado por la desconocida. Revelo al fin su rostro ante mí mientras me cantaba, su voz… Me hechizaba, era como la de una sirena… ¡Ella era una sirena! De alguna u otra forma ella tomo posesión de mi, de mi alma y de mi corazón y comenzó a… No sé cómo explicarlo, era algo parecido al amor. Ella me anhelaba, me deseaba y con cada caricia de su voz el sentimiento era más fuerte y a medida que ese sentimiento se fortalecía, a medida que ese control sobre mi se fortalecía… Sentía a la Luna triste y de luto. Ella me decía: “sal de allí antes de que sea tarde…” Yo no sabía que quería decir, yo solo me dejaba llevar por la danza de La Sirena.

Ella amable me pregunto: “¿Quieres té?”

Yo sin pensarlo respondí: “Si hermosa.”

Me preguntaba ¿Cómo es posible todo esto? La luna desapareció. El cielo era anaranjado, ya no era una sirena lo que veía… Era algo, ¿Raro? Todo parecía ser todo lo contrario a lo que había visto cuando llegue. Todo estaba cambiado, ¿alborotado?, ¿alternado? Sentía que alucinaba.

Algo allá arriba me llamaba, también me deseaba al igual que La Sirena… Y pude contemplar la verdad: En todo mi interior había una ferviente lucha, una lucha entre La Luna y La Sirena.

Yo realmente no reconocía lo que pasaba, yo solo pensaba en irme a dormir. El sueño me golpeaba como trenes a los rieles. Sentia un gran peso en mi alma así como sentía que esta con cada segundo que pasaba se vaciaba… Cuando por fin caí en los brazos de ella, la sirena, la desconocida.

Siento un liquido fresco golpeando mi cara mientras un calor ahogante se apodera de mi cuerpo. Desperté y estoy en la orilla, no sé qué paso ni donde estoy. Solo sé que estoy en el mismo lugar donde ella alguna vez me tomo… Y me siento diferente. Me siento libre pero a la vez atado a ‘algo’. Es indescriptible, como si algo me faltara y a la vez me llenara… Y entre toda esa confusión yo me preguntaba donde estaba ella. La sentía, se que estaba viva, en algún lugar…, Y en eso se ha basado toda mi vida desde entonces. En encontrarla a ella para que me haga sentir lo que jamás soñé sentir.

Tal vez en algún rincón del universo, tal vez en alguna estrella o nebulosa. Tal vez en una lejana galaxia ella debe estar.

Y mientras realizo mi búsqueda, que se que se tornara toda una eternidad… ¿Fue real o fue un simple sueño todo eso que paso? Solo se, que de allí se desprendió el puro amor, un puro amor que tomo mi alma y por completo la vació. Y ahora, busco las formas de encontrarla, sin importar el tiempo, sin importar si ella es real o no… Solo quiero encontrarla, porque se, que no es una simple sirena… Es el amor. Aunque yo nunca había conocido antes el amor, mi madre me contaba historias grandiosas sobre él, sobre luchas hechas por él. Sobre aventuras inspiradas por él y miles de años creados por él.

Ahora se, que fue el amor el que me tomo esa cálida noche de luna llena… Mientras yo esperaba que cualquier cosa pasara en aquel lugar, que ahora yo llamo mi hogar.





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