lunes, 30 de abril de 2012


Al mismo tiempo que evocas la muerte anuncias voces dentro del inmaculado canto;
es una fuerza colosal, una corriente eléctrica que surge desde raíces desconocidas,
una atracción que te obliga a amputar todas las ahorcadas armonías en tus ojos
para otorgárselas a las palabras.

(una euforia inhumana que reta a la gravedad y a la resistencia)

Son un escondite de precisa distorsión,
cuya combinación es una flor maldita.
Su fragancia inunda los sentidos,
crea una adicción que destruye los limites de la carne
y lo temporal.

El día es una estación sobre la cual poso mis huesos a reposar bajo el sol
analogía maldita
tempestad maldita
necesaria

Los muertos regresan (posibilidad).
Luego de cortarles la garganta
te arrodillas ante ellos,
lavas sus pies
escupes en sus caras
te ocultas bajo el rocío de sus esperanzas
y olvidas lo que has empezado siglos atrás.

Me niego a amar el picoteo de los buitres.

(perdida, perdida
perdida y devoción por lo perdido
han eclipsado aquello indebido;
esa criatura encadenada a las cuevas
que sin razón extrañó la luz del sol).

Oh tiempo... oh viento,
a ustedes entrego el presente.

(su partida solo es rebasada
por el vacío que genera su recuerdo.
Días de sol imperecedero;
juegos sobre el pasto
y una sensación desconocida)

II

Segundos atrás,
siglos atrás
y sus brazos siguen rodeando
la necesidad de aire y tempestad.

No -dije- necesito descansar.

Los cristales anhel(b)an brillar, ¿no?

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